martes, 16 de febrero de 2010

2010: ¿Comienza el caos?

Quizás el título de este escrito, debería ser una afirmación: se consolida el caos, sin embargo, en función de la sorpresiva macro-devaluación o como el sin nombre (recuerden que juró cambiarse el nombre si en 1999 había un niño en situación de calle en Venezuela) quiere que lo llamen: ajuste cambiario. Bajo este nombre quieren convencer a la gente de que no pasará nada malo, por el contrario, se reactivará el aparato productivo. Como diría aquel personaje del Chavo del 8, ¡qué cosas!,¿ no?. Por un momento pensé reír, pero reflexioné. La situación no es para chistes, como uno que me enviaron por mensaje de texto: de corazón te deseo un venturoso y próspero año 2011 porque el 2010, en 10 días ya Chávez lo jodió…….No, debemos pensar en 2010, la crisis que se avecina es de proporciones catastróficas…..

Aquellos con dinero disponible, salieron como locos a comprar electrodomésticos y equipos de computación. Es una reacción natural desde el punto de vista económico, y aun más si consideramos que todo aquello que sea importado, o sea, todo, duplicará su precio. Así es, el doble.

Toda la economía se verá afectada, y como siempre los más pobres serán los más afectados. Estamos formalmente en recesión económica. El aparato productivo está destruido y paralizado (expropiaciones, terrorismo sindical, confiscaciones, CADIVI, y pare usted de contar). Las empresas manufactureras de cualquier tamaño, comercios, agro-productores, u otros, del sector privado, ya salieron de la perplejidad, y se verán forzados a tomar decisiones. Anoten una segura: despidos masivos. Por otra parte, recuerden que el país se moviliza sobre ruedas, y los cauchos y repuestos automotrices les corresponde el “dólar petrolero”. Todavía no entiendo el por qué de ese nombre, aunque supongo que es otra genialidad del sin nombre.

Sumémosle a esto el problema con el servicio eléctrico, un claro ejemplo de la falta de planificación, improvisación y mediocridad en la administración pública. El sin nombre suspendió los proyectos destinados a evitar esta crisis, tales como 2 represas en el Caroní, y varias plantas termoeléctricas. Dijo: ¿para qué?, ¡no hace falta!. No me pregunten sus argumentos, recuerden que Venezuela es su hacienda. ¿Quiénes son los más perjudicados?: Juan Bimba (o sea todos). Adicionalmente, significa otro gancho al hígado al sector privado, y por supuesto, a los trabajadores. El descaro es tal, que un ministro dijo que con la devaluación, perdón, el ajuste cambiario, estimularía la producción nacional. Supongo que regresaremos a la fabricación artesanal para ello. Será sustituyendo máquinas por herramientas. Da pena ajena. Por otra parte, suena con insistencia el incremento en los precios de la gasolina.

Entonces, ¿qué debemos esperar?, hiperinflación, incremento del desempleo y la inseguridad (servicio en bandeja de plata para la delincuencia, oscuridad total), desmejoramiento de los servicios públicos (si, más que en la situación actual).

Este año es electoral, y el sin nombre debe saber que esto pasará factura, tanto la devaluación, disculpen otra vez, el ajuste cambiario, como el racionamiento eléctrico. ¿Entonces por qué lo hace?. Primero, necesita dinero, si así como se lee, necesita dinero, y la devaluación (disculpen, pero no puedo dejar de ser economista). Necesita dinero para las elecciones legislativas, y con este mecanismo, como por arte de magia, tendrá el doble de dinero en bolívares fuertes (en este momento me río a carcajadas) de lo preestablecido. No nos engañemos, se fortalecerá la compra del voto de la población más necesitada del país, de la mayoría. Se incrementarán los gastos de publicidad, con lo que se tratará de mejorar la imagen del gobierno; más bien del sin nombre, recordemos que es el único que toma decisiones, y experto en cualquier cosa que se le ocurra. Su equipo de trabajo, de ministro para abajo, solo agacha la cabeza y acepta, quizás pensarán, “mientras no me toquen mi parcelita todo está bien”. Sumémosle el costo de la campaña electoral, recuerden que para ello, no tiene límites de ningún tipo.

Sin embargo, lo dicho anteriormente, aun no me convence. Esto es muy extraño. ¿Será que sigue midiendo nuestra capacidad de aguante?. Es posible, eso explicaría la suspensión inmediata del racionamiento en la ciudad de Caracas. Las protestas se hicieron sentir. Y más por aquello de “seguid el ejemplo que Caracas dio”, que por aquello de que Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra. Si, esa reacción tan rápida indica miedo, es un alerta, si Caracas se alborota el resto del país lo seguirá. De ser así, significa un menosprecio al resto del país. Cosa que no es rara en el sin nombre.

Supuse que entre 1994 y 1996 habíamos tocado fondo, porque la crisis económica fue brutal (recuerden la crisis bancaria y la inflación llegó a 100%), me equivoqué, y no porque realicé unas proyecciones económicas, sino que me parecía imposible que una crisis como esa podía repetirse. Se avecina una crisis mucho más fuerte. La economía venezolana es sostenida solo por los ingresos petroleros, y vive de las importaciones. Los gringos no tienen que invadirnos, solo bloquear los puertos. Nos matarán de hambre. Tenemos una economía de puertos. La deuda externa crece y crece, y por primera vez, en PDVSA los niveles de endeudamiento se han incrementado de manera exponencial.

Finalmente, les pregunto mis amigos, conocidos, y todo aquel que lea esto, ¿qué haremos?. Analicen este escrito. Sean visionarios e imagínense el caos que se avecina. Puede que esté equivocado, ¡ojalá!, pero la verdad, creo que no lo estoy.