martes, 24 de octubre de 2017

CIUDADANÍA Y PUEBLO, DOS MANERAS DE EJERCER LA POLÍTICA



Esto lo escribí en mi perfil de Facebook el 11 de octubre. Hoy, a la luz de los últimos acontecimientos políticos, lo publico aquí, con algunas modificaciones de forma.
En todos los campos de la vida, los individuos enfrentamos eventos que nos lleva a tomar decisiones. En este proceso, intervienen la emotividad y la razón. Unas veces se impone una de ellas, y otras se mezclan. La crisis que padecemos, sin parangón en la historia de Venezuela, ha impuesto la emotividad sobre la razón. Esto puede entenderse, no es fácil la situación. Frustración, desasociego, desesperanza, ira, angustia, e impotencia, son respuestas emotivas al enfrentar la crisis, que ya toca al 90 % de la población.
En Venezuela, mayoritariamente, el individuo ejerce la política como un acto emotivo y no de razón. Esa condición, nos convierte en caldo de cultivo para el populismo, y la manipulación política. Los partidos políticos se han estructurado bajo esta premisa, y les ha resultado muy favorable a sus intereses.
La "memoria corta", que tanto dicen que padecemos los venezolanos, es consecuencia de la emotividad política. Se olvida con facilidad los errores cometidos por la "dirigencia política", a sabiendas de que el costo de los mismos corre por cuenta del "pueblo", y éste, en algún momento en que la razón trata de imponerse, justifica esos errores, y regresa al vínculo emocional entusiasta. El "pueblo" se reconcilia con su "dirigencia política".
Otra consecuencia, producto de la facilidad para manipular, es el sentimiento de culpa. Los dirigentes políticos, no asumen sus errores, no los toman como aprendizaje y oportunidad de mejora, más bien los transfieren al "pueblo", y éste lo acepta, y/o, lo trasfiere a aquella parte del "pueblo", que ejerce la política como acto de razón, los "ciudadanos". Entonces, vienen los ataques del "pueblo" a los "ciudadanos". Y se teje una red de epítetos y adjetivos que descalifican a estos últimos, y los hacen culpables de los errores y sus consecuencias, del presente, del pasado y del futuro.
El "pueblo" conducido por la emotividad es obediente y ciego, la amenaza permanente de que "lo que pase será tu culpa, si no haces lo que te digo", es uno de los mecanismos de manipulación preferidos por la "dirigencia política".
El cargar con las consecuencias, las decepciones, pueden causar en una parte de la población "indiferencia política", los Ni-Ni, por ejemplo, son esa parte del "pueblo" que, por ejemplo, dice "si no trabajo no como", dejando la responsabilidad en manos de otros.
Ahora, Acción Democrática, el otrora partido del “pueblo”, férreamente dirigido por Henry Ramos Allup, lo golpea nuevamente al juramentarse los gobernadores electos ante la ANC. Le ha dado legitimidad ¿Por qué lo hicieron? Porque confían en que al “pueblo”, se le pasará la rabia por los golpes que le dio, los perdonará y pasará la página.
Es el síndrome de la mujer maltratada, asimilado a la política, y bajo esta dramática relación entre la "dirigencia política" y el "pueblo", marido maltratador y mujer maltratada respectivamente, nunca se alcanzará la madurez política, no será posible, que el primero evolucione en "Líder" y el segundo en "ciudadano".
Sin embargo, el “pueblo”, en un momento de reflexión y discernimiento, puede forzar los cambios y convertirse en “ciudadanía”, con lo que estimulará el nacimiento de “líderes”, ya sea en los partidos políticos tradicionales o nuevos actores. Es la hora de la “ciudadanía”, alcanzar el objetivo de salir del régimen y construir una patria de libertad y progreso depende de nosotros. Es hora de sacudirnos la emotividad, y darle paso a la razón.

sábado, 14 de octubre de 2017

EL VOTO, UN DERECHO



Este 15 de octubre, se celebran, aunque la verdad aquí no hay nada que celebrar, las elecciones para elegir gobernadores. Una oportunidad más para ejercer o no el derecho al voto. Cada quien tomará su decisión. En pleno ejercicio de mi derecho, no votaré. Mi decisión está vinculada a razones de hecho y de derecho.
Las razones de hecho, las encuentro en la búsqueda del objetivo que persigo como ciudadano. Mi interés principal es salir del régimen, conseguir la libertad que nos conducirá hacia un futuro de progreso y crecimiento, no entregarle un “espacio” a un dirigente político de oposición. En tal sentido, y como experiencia previa, cito las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. No iba a votar, sin embargo, para dar la oportunidad a la MUD de reivindicarse luego de años de desaciertos, voté. Nuevamente no hizo nada, respecto al objetivo principal. No hubo referendo revocatorio, engavetaron el decreto propuesto por Enrique Aristeguieta de declaración de falta absoluta del Presidente de la República por ilegitimidad, y suspendieron las mentadas elecciones a gobernadores. Y hasta el día de hoy, la Asamblea Nacional sigue sin hacer absolutamente nada. Ni siquiera están sesionando, muy ocupados todos en campaña electoral. Para lo único que ha servido la Asamblea Nacional, es para impulsar la candidatura presidencial del dictadorzuelo Henry Ramos Allup. Y no queda allí. En enero de 2017, declararon la falta absoluta del presidente de la República, en febrero hacen un llamado a la calle. Durante el tiempo que duraron las protestas, el discurso de la MUD presentó inconsistencias e incoherencias por doquier. Convocaron a los ciudadanos a cumplir con el Art. 333 de la CRBV, y se declararon en desobediencia civil al invocar el Art. 350 ejusdem. Luego de 130 muertos, centenares de heridos, lisiados y detenidos en las protestas, deciden llamar  a un plebiscito innecesario. Sin embargo, 7,7 millones de personas lo respaldaron, dándole a la MUD-AN un mandato claro:
  1. Rechazamos y desconocemos la realización de una asamblea nacional constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano.
  2. Demandamos a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional.
  3. Aprobamos que se proceda a la renovación de los Poderes Públicos de acuerdo con lo establecido en la Constitución, así como la realización de elecciones y la conformación de un nuevo gobierno de unidad nacional.
Lo único que cumplieron fue el nombramiento del TSJ, que se instaló el día de ayer en la sede de la OEA, con su auspicio. Más allá de la discusión semántica que se generó al respecto, como consecuencia de la incoherencia e inconsistencia perpetua de la MUD, tontamente cambiaron el nombre de plebiscito a consulta popular, cuando en realidad son sinónimos. La palabra plebiscito proviene del latín plebiscitum, que significa consulta popular. Burda manipulación para evadir la responsabilidad de cumplir con el mandato dado.
El culmen de las protestas se dio el fin de semana que el régimen convocó a una asamblea nacional constituyente (ANC). Decenas de muertos, heridos y detenidos fue el saldo de las mismas. Fueron muchas las veces que la dirigencia de la MUD, afirmó que “no caerían en la trampa de las regionales”. Sin embargo, suspendieron las protestas, y las cambiaron por ocupar unos “espacios de poder” aceptando ir a estas elecciones. A esto, súmele que la AN decidió “compartir” el capitolio con la ANC, ¡fin de mundo!
Las razones de derecho que me asisten, parten del principio del desconocimiento de la ANC, que no sólo lo declaró la Asamblea Nacional, sino que recibieron ese mandato del “pueblo”. Más allá de que las mentadas elecciones están en la CRBV, priva el hecho de que el llamado a su realización lo asume esta institución írrita desde su convocatoria, totalmente inscontitucional. El CNE acata el llamado y se subordina a la ANC, con ello sus actos serán nulos de toda nulidad. Estas elecciones regionales son nulas, y quienes participan en ella, simplemente son cómplices de la violación de la CRBV.
Estas son mis razones para no votar. Son elecciones que no aportan absolutamente nada a la necesidad perentoria de salir del régimen, y que se realizarán en un marco de hambre, miseria, exilio y muerte de miles de venezolanos. Participar en estas elecciones, es aceptar “esperar” hasta 2018 por elecciones presidenciales, ¿cuántos muertos, cuánto sufrimiento se sumará al actual hasta aquel momento?, ¿cuántos venezolanos, especialmente jóvenes, se unirán a la diáspora en el exterior buscando un mejor futuro? No lo sé, pero serán muchos. Y, ¿quién podrá garantizar que el régimen aceptará ir a elecciones presidenciales? En 2016, impidieron el referendo revocatorio y las elecciones a gobernadores, y dado el hecho aún no debidamente reconocido por la AN y la MUD de que estamos en presencia de un narcoestado, ¿de verdad creen que van a entregar el poder y arriesgarse a sufrir las consecuencias de ello? Ya sabemos que los EEUU, son, y han sido implacables con el asunto del narcotráfico, y la Unión Europea, está a punto de aplicar sanciones económicas a la élite civil y militar que forma parte del régimen.
No critico a quien decida votar, es su derecho. Si su conciencia, o emotividad le dice que deba votar, hágalo. Pero yo, no lo ejerceré esta vez. Me basta con pensar en la sangre que dejaron nuestros jóvenes en las calles durante las protestas, en los niños que han muerto por hambre, en los muertos por la falta de medicinas, en una crisis que parece interminable, y que dado el escenario político actual, crecerá y se expandirá aún más. No votaré, no avalaré un proceso fraudulento e inhumano, cargado de populismo y demagogia desde ambos lados.