jueves, 10 de noviembre de 2016

¿CUÁNTO TIEMPO MÁS PODREMOS SOPORTAR?




Es la pregunta que nos hacemos todos los venezolanos. El acelerado crecimiento de la angustia que produce la espera, ha cambiado esa pregunta, en una dos, varias…o todas, mientras la MUD y la AN juegan a la democracia:

  • ¿Cuántos kilos más puedo rebajar?
  • ¿Cuántas dosis de medicina me quedan?
  • ¿Cuánto dolor puedo soportar sin mis dosis de medicina?
  • ¿Cuánto sufrimiento puedo soportar por no poder alimentar a mis hijos?
  • ¿Cuánto sufrimiento puedo soportar por no conseguir las medicinas de mis hijos, padres, hermanos, familiares y amigos?, ¿y las mías?
  • ¿Cuánto puede soportar mi cuerpo la búsqueda de alimentos?
  • ¿Cuánto más puedo soportar el sufrimiento por la muerte de familiares y amigos por la delincuencia?
  • ¿Cuántos robos más puedo soportar?
  • ¿Hasta dónde pueden soportar mis ingresos la pérdida de poder adquisitivo?
  • ¿Cuánto más puede soportar mi corazón el estrés que produce la angustia que vivo?
  • ¿Cuántos venezolanos más se irán del país?
  • ¿Cuánto dolor puedo soportar por la emigración de mis hijos?
  • ¿Tendrá límite mi angustia por la incertidumbre sobre cuándo, al menos, comenzará el cambio?

 Ahora le pregunto a la dirigencia de la MUD:
  • ¿Esto realmente les importa?
  • ¿Por qué luchan ustedes?, ¿por sus intereses personales?, ¿por sus creencias y conveniencia?, ¿por sus negocios?, ¿por lo que les ordena el Amo de las Marionetas?, ¿no deberían luchar por los ciudadanos que depositaron su confianza en ustedes para buscar una solución a sus problemas?
  • ¿Por qué procrastinan?, ¿por qué siguen estirando la arruga?, se han convertido en un cuero seco.
  • ¿Por qué no aplican el #DecretoGramcko?
  • ¿Han hecho un balance de los casi 10 meses que tienen en la AN?, ¿díganme si los ciudadanos hemos obtenido algún beneficio por elegirlos y darles mayoría absoluta?
  • ¿Se han revisado su conciencia?, ¿aun la tienen?, ¿o nunca la han tenido?

Y ahora le pregunto a quienes plantean conformar una unidad mayor y tienen los medios para hacerlo (no me refiero a recursos financieros, aunque obviamente, serán necesarios), integrada por actores de la sociedad civil:

  • ¿Qué esperan?
El país no aguanta más, o solo espero dos reacciones: una explosión social o la aceptación sumisa y entrega definitiva. El régimen, siendo una minoría, se aferra al poder, y sigue apostando a consolidar el modelo comunistoide que nos tiene inmersos en una crisis jamás vivida por venezolano alguno.
¿Espero respuestas?, realmente no. Sé que ninguno de los involucrados me responderá, y con ello, no le responderán al país. Y si van a responder con demagogia, populismo o evasión, mejor no lo hagan. Entonces, como ciudadanos, ¿qué nos queda?, tengo dos opciones: emigrar o luchar, la primera solo requiere de mis esfuerzos, pero la segunda requiere de una sinergia con el resto de la ciudadanía. Prefiero ésta última, sin embargo, también los ciudadanos hemos fallado, y nos hemos encerrado en nosotros mismos. Incluso, quienes tenemos como objetivo común salir del régimen, no hemos podido llegar a acuerdos, cada uno se atrinchera en su posible solución, incapaz de escuchar otras propuestas, e incluso atacándonos unos a otros, algo absolutamente estéril.
¿Qué necesitamos para ponernos de acuerdo? Fundamentalmente, abrir nuestras mentes. Disposición a escuchar otras opiniones, y concentrarnos en las coincidencias, más que las diferencias. Éstas, pueden solventarse. Pero también se requiere fortaleza para exigir y confrontar a los factores políticos de oposición. Finalmente, se requiere de liderazgo. Con mucha habilidad, Chávez, al concentrar a la oposición política en un solo bloque, mató al liderazgo y los simplificó a ser dirigencia. Cada vez que algún dirigente en la MUD intenta liderar, es atacado despiadadamente por sus aliados. Salvo Capriles, su liderazgo murió como Chacumbele, él solito lo mató, y lo mismo está sucediendo con Ramos Allup.
Liderazgo, es la clave de una unidad mayor. Es necesario un liderazgo que pueda aglutinar voluntades. Que coloque sus intereses por debajo de los nuestros. Que no le tiemble el pulso para tomar las decisiones necesarias, radicales o no. Es lo único que podría unificar a los ciudadanos en este momento.